viernes, 3 de diciembre de 2010

Si no sabes qué hacer...

no hagas nada porque no será natural. Esta frase que dijo Jorge ayer creo que se puede aplicar tanto al teatro como a la vida misma. Me pareció muy acertada y creo sería estupendo si siempre, en el teatro y en la vida, supiéramos qué hacer. Y qué decir. Cuando tenemos claros los movimientos a seguir todo lo demás es mucho más fácil. Sale rodado y la pura inercia nos lleva a los siguientes movimientos. Pero cuando no sabemos qué hacer…todo se complica. Y empezamos a pensar. Y a dudar. Y a actuar. Y a fingir. Y eso se nota.


Mi visión de las escenas después de las reflexiones de clase...

La señora del tren que prefiere morirse antes de que la vea un doctor tiene una trastienda llena de cachivaches. Ese miedo al exterior, a lo desconocido. ¡Prefiere la muerte antes que enfrentarse a un desconocido! Yo creo que en el fondo lo que quiere es que el doctor le haga un chequeo profundo. Muy a fondo. Solo necesita el empujón que le haga superar esa barrera férrea pero tan frágil que separa su terror de sus deseos más ardientes. El empujón que puede dar una copa de cava o un roce o un tropezón o una mirada.


Veo muchísimo significado en la sombra que se desprende de su carcelero. Qué bien sabe la sombra integrarse en el mundo de los mortales haciéndonos creer que necesita descansar en el sofá, que necesita una siesta después de una buena comida. Y su carcelero se lo cree. Hasta que la sombra enseña sus intenciones verdaderas: meter en prisión a su carcelero. Apoderarse de su espacio ¡Qué historia tan redonda! Quizá por eso se dice no te fíes ni de tu sombra. Las sombras se utilizan muchísimo y verdaderamente son mágicas. En películas de terror es mucho más terrorífico ver una sombra acercándose lentamente…que ver al mismo asesino.


¡Los esqueletos! Los esqueletos enamorados. ¡Ah, no! ¡Qué no tienen corazón! Los esqueletos que esperan poder volver algún día a la carne. Los esqueletos que buscan una segunda oportunidad para volver a sentir, a enamorarse… porque hablan, se mueven pero no sienten. La verdad es que a veces las personas caemos en el peligro de convertirnos en esqueletos vivientes antes de tiempo. Esqueletos con carne…pero sin corazón. ¡No perdamos el corazón antes de tiempo!


El diálogo aquí también da mucho juego. Los señores que se transforman a medida que se acercan a su destino. Cada uno enseña su cara más dura…y más frágil. La fragilidad viene de la oscuridad y de la anciana tita. Dos razones para asustar o enfadar a 2 niños pero no a dos señores, a dos extraños en un tren. Me recuerda a la película de Alfred Hitchcock Extraños en un tren.. http://www.youtube.com/watch?v=un91Kyp-m5Q&feature=related


Los niños… que juegan a mandar. Que parece que juegan a mandar. En realidad utilizan el juego para manipularse mutuamente . Los niños basan gran parte de su vida en los juegos, pero los juegos no son más que estrategias para divertirse, abusar de los demás, esconderse, escaparse, entrar en terreno prohibido, saltarse las reglas. La vida es un juego de mayores. Un juego en el que a veces perdemos. A veces ganamos. Muchos siguen las reglas. Muchos se las saltan. Algunos se quedan en el camino. Otros llegan hasta el final. Algunos disfrutan. Otros sufren. Otros se aburren. Otros nunca llegan a jugar.


Los mendigos que se creen los reyes del mundo, que se creen que la luna es redonda para ellos. ¿Cómo será la vida de un mendigo? Los vemos a diario, pertenecen al paisaje urbano pero qué sabemos de ellos. Yo nada. A veces me pregunto cómo puede alguien llegar a ser mendigo, cómo puede llegar a una situación de soledad tan absoluta, de pobreza tan brutal, de vida tan terrible. A veces leo que algunos mendigos en su día fueron profesionales con trabajo, con familia, con posibilidades…¿como yo? Algo se torció en el camino. Quizá debamos ser más compasivos e intentar ver a la persona detrás del mendigo en vez de las ropas sucias que muchas veces llevan.




No sé si os habéis dado cuenta pero me gusta mucho hacer el blog. Me lo paso como un niño.

5 comentarios:

  1. Si te vieran tus alumnos...¡menuda imagen!. Mil gracias una vez más por el blog. Haces que el efecto mágico de las clases se prolongue en el tiempo. Me parece fantástico que te lo pases muy bien escribiéndolo. Creo que tenemos unos compañeros con mucho talento. Todos se han tomado en serio sus papeles. Confieso que algunos me han sorprendido más gratamente de lo que esperaba. Jorge ha escogido unos relatos que han dado mucho juego. La primera vez que los leímos parecían más anodinos; lo cual demuestra que las primeras impresiones no nos deben confundir. Feliz puente a todos.

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  2. ¡Qué fotos más chulas, Borja! Es fantástico ver cómo van creciendo los personajes; me encanta cuando Jorge nos dice que son como niños y que tenemos que mimarlos, quererlos...
    Pepa, Manuel, enhorabuena por vuestra caracterización!!!
    Ya tengo ganas de veros a todos de nuevo en acción... y de cenita, claro!

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  3. tengo un hijo con 18 años y hoy, despues de algunos dìas que no nos veìamos, lo notè pensativo y le preguntè en que andaba, me contesto que estaba pensando en cosas, ¿que cosas?
    le preguntè y me respondiò: "...la mierda que somos comparados con la inmensidad del universo...
    y que suerte tenemos de estar aquì como resultado de esa maravillosa combinaciòn que se ha dado para ser humanos pero...si desaparecieramos...
    ¿quien se enterarìa? ¿a quien le importarìa?
    de todos modos creo que tenemos suerte y nos olvidamos de eso..."
    Un poco asombrado por esta reflexiòn le dfije que algo parecido sucedìa con el amor, la amistad e incluso con algunas clases de teatro.
    querìa compartir esto con uds. gracias y buen reencuentro. Jorge

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  4. Uff, ¡¡qué difícil es el teatro!!
    El otro día vi la peli "Los ojos de Julia" que le daba muchas vueltas al tema de las personas que viven en la sombra, que andan por las calles y nadie recuerda sus caras. Después de verla y disfrutarla (porque me gustó mucho) me di cuenta que hasta hacer de personaje gris e insípido es complicado. Recrear a un hombre-sombra sin caer en el aburrimiento tiene miga. Hasta mañana.

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  5. Jorge, me parece estupendo que tu hijo se plantee esas cuestiones. A mí, a veces me parece que la vida es una montaña rusa. Tan pronto te encuentras arriba y te parece que eres el rey del mundo, como de repente empiezas a bajar…. hasta que te encuentras debajo de ese laberinto de barras, cables, vías, tuercas, tubos, cadenas, engranajes, ruedas dentadas. Esa estructura encima de nuestra cabeza parece tan pesada que es imposible superarla…hasta que empiezas a subir. Y subir. Y vuelves a tener otra vez esa fascinante perspectiva del mundo, del universo. Mi forma de enfrentarme a esto es ser consciente de que esta trayectoria es parte natural de la vida y trabajo para crecer de forma que me permita estar arriba el máximo tiempo posible. Y cuando caigo, agarrarme fuerte. Y disfrutar de la caída al mismo tiempo que cojo impulso para la siguiente subida. Y nunca cerrar los ojos.

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