
Hay un libro muy interesante titulado La educación del Talento de José Antonio Marina que trata de la educación, la inteligencia, las ideas, los deseos, los sentimientos y en él dice:
Yo creo que todos las personas podemos progresar. Y lo digo después de 20 años dando clase y de haber visto tanto a buenos estudiantes como a malos estudiantes. El hecho de que alguien sea mal estudiante no significa que no tenga habilidades innatas. Posiblemente esas habilidades no las pueda desarrollar en el aula porque las circunstancias no se lo permitan, no esté en el proyecto adecuado o no esté recibiendo el entrenamiento que necesite. Quizá el problema esté en las circunstancias y no en la persona. Bueno, de hecho estoy seguro de esa afirmación. Ese mismo mal estudiante en unas circunstancias diferentes, en su proyecto, seguro que es capaz de mostrar sus habilidades y de progresar. Los profesores somos poderosos, para bien y para mal. Además de ayudar a nuestros estudiantes a adquirir conocimientos podemos motivarlos mucho haciendo crecer su autoestima, pero podemos demolerlos en un segundo con una mirada de indiferencia. Por supuesto, hay muchos profesores que tratan a sus estudiantes con respeto y les motivan a estudiar y les hacen sentirse bien. Pero, a veces, los profesores somos poco tolerantes con los errores de los demás. Además la relación profesor - alumno está basada en el aprendizaje por lo que el error tiene un papel fundamental por su frecuencia e importancia. Tenemos que tener mucho cuidado y tener presente que un error en una asignatura no significa un tropiezo en la vida. Hay vida más allá del aula y los sentimientos que creemos en nuestros alumnos repercutirán mucho en su actuación fuera de la escuela, instituto o universidad. Aquí me refiero a errores académicos o personales no a actitudes, falta de respeto o malos modales que sin duda merecen otro tipo de respuesta.
El error es parte fundamental de ese entrenamiento que es básico para el progreso como indica la fórmula de arriba. De hecho, el miedo al error es uno de los mayores enemigos del progreso no solo en los estudios sino en el trabajo, la investigación, en la vida...en el teatro. Me encanta oír a Jorge decir que el error no existe. El error debería presentarse como una oportunidad de aprender, como un camino que es mejor no seguir. Carmen también dijo el martes algo como si hacéis todo estupendamente, ¿qué hago yo aquí? como diciendo que estamos en proceso de aprendizaje y vamos a cometer errores... y ella nos va a ayudar a aprovecharlos para aprender. Lo importante es ser consciente de esas oportunidades de aprendizaje. Hoy yo he visto claramente cómo puedo mejorar mi escena del niño con Luis. Para ello ha sido esencial la crítica constructiva no sólo de Jorge sino de los compañeros. Gracias. Lo más triste del error es no aprender. Eso sí es un error. Pero si sacamos algo positivo de ese error, ¡qué bien! ¿Acaso Cristóbal Colón no se equivocó?
Las escenas han sido estupendas y creo que todos hemos disfrutado actuando y viendo a los demás compañeros.
El dialógo del doctor con las señoras en el tren también es muy jugoso.
Me encanta mi papel de niño pesado y me gusta mucho hacer la escena con Luis...que me tiene que aguantar.
La idea de la sombra que vence a su propio origen me ha gustado mucho, muy original.
Gracias Jorge por darnos la oportunidad de cometer errores...y aprender a aprovecharlos